
Si atendemos a la teoría, tanto los autobuses, trenes y metro como las bicicletas son medios de transporte que ayudan a preservar el medio ambiente y a evitar que las calles de nuestras ciudades continúen llenándose de vehículos, de gases malolientes y dañinos y de enormes atascos de los que resulta muy difícil escapar. Por esos y otros motivos, las bicicletas y los medios de transporte públicos deberían convivir en perfecta armonía, buscando ese equilibrio que nos libre por fin del uso del vehículo particular para los desplazamientos urbanos de corto y medio recorrido.