
Encontrarse con una trampa mortal disimuladamente colocada en mitad de un camino es un excelente ejemplo de hasta dónde llega la bajeza humana; ser atropellado y después apedreado ya es simplemente algo que escapa a la razón. Este surrealista suceso ha tenido lugar en una carretera comarcal de Cataluña, la comunidad autónoma española en boca de medio país, cuando el triatleta Roger Serrano, la víctima del incidente, entrenaba con su bicicleta junto a otros compañeros.