
A veces, los accidentes son fruto de una serie de desafortunadas casualidades que incluso nos pueden llevar a pensar en la supuesta existencia de un plan preestablecido para todos nosotros/as (véase destino, karma y otras sobrenaturales posibilidades). El viernes día 27 de febrero de 2015, Alberto Paulon, un ciclista italiano que circulaba con su bicicleta por Sydney Road (una carretera de Melbourne, en Australia), murió arrollado por un camión al caer a la calzada tras chocar contra la inesperada puerta abierta de un coche estacionado en el lugar. ¿Casualidad divina? Más bien otro ejemplo más de la extrema vulnerabilidad de los ciclistas...