
La tecnología se ha convertido en el más fiel reflejo de nuestra sociedad, abocada al consumo de cientos y cientos de dispositivos electrónicos que nos permiten realizar cosas que hasta hace unos años sólo podíamos ver en las películas de ciencia ficción. Estos dispositivos, tales como teléfonos móviles, pulseras y relojes inteligentes, pulsómetros con GPS e incluso cambios electrónicos para bicicletas de carretera y montaña, ya resultan habituales tanto en el ámbito cotidiano como en el deportivo, de la misma forma que lo es el obligado acto de cargar sus baterías, limitadas por el momento a la tecnología de iones de litio (más conocida como Li-Ion).