
La reciente Cumbre del Clima celebrada en la capital francesa ha puesto sobre la mesa uno de los problemas más graves que países de todo el mundo deben afrontar con unidad y de forma inmediata: la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero sobre la atmósfera de nuestro planeta. Dos de estos nocivos gases (dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno) son los responsables de la alta contaminación presente en las ciudades, en su mayoría producidos por los vehículos que todos conducimos o tomamos a diario.