A más de uno le ha pasado: comprar una bicicleta de segunda mano que hemos visto anunciada en Internet y, al recibirla en casa, descubrir que el vendedor nos había engañado al decirnos que estaba en perfecto estado. Y al revés: vender una bicicleta de segunda mano por Internet, el comprador nos dice que paga contrarreembolso y en el último momento se echa para atrás, con lo que nos toca correr con los gastos de retorno. Eso si no nos engañan con giros bancarios fraudulentos o nos roban la bicicleta cuando quedamos para venderla en persona.
A más de uno le ha pasado: comprar una bicicleta de segunda mano que hemos visto anunciada en Internet y, al recibirla en casa, descubrir que el vendedor nos había engañado al decirnos que estaba en perfecto estado. Y al revés: vender una bicicleta de segunda mano por Internet, el comprador nos dice que paga contrarreembolso y en el último momento se echa para atrás, con lo que nos toca correr con los gastos de retorno. Eso si no nos engañan con giros bancarios fraudulentos o nos roban la bicicleta cuando quedamos para venderla en persona.