
Una de las experiencias más bonitas que todo ciclista de montaña puede experimentar es la de, tras haber rodado un buen número de kilómetros, sentarse junto a su fiel montura para tomarse un merecido descanso y admirar el paisaje de su entorno. Es habitual encontrarnos que, tras muchos kilómetros de incesantes pedaladas, terminemos nuestra ruta en algún lugar que nos ofrezca algún tipo de merecido trofeo; ya sean unas maravillosas vistas o simplemente ese momento mágico para encontramos con nosotros/as mismos/as. Para ilustrar este tipo de experiencia, nada mejor que la fotografía enviada por Junior Cardenas desde las Lomas de El Palenque, en el Estado Lara (Venezuela).